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Tres razones para tomarte una taza de café de Costa Rica

El trabajo de nuestros caficultores es clave para la calidad final. Foto cortesía de Ezer Santacruz.

Nos dicen Costa Rica y, ¿en qué pensamos? Los que hayan escuchado de ella, probablemente evocarán imágenes de playas exuberantes, bosques tropicales y gente pacífica. Y sí, es nuestra imagen turística. Y si nos dijeran café de Costa Rica, ¿pensamos, tal vez, en Tarrazú?… aunque el café de esta tierra tiene más que decir.

No somos Colombia o Brasil, tampoco Kenia o las míticas tierras de Etiopía, pero el café de Costa Rica es muy especial. Te vamos a dejar tres razones que, esperamos, te motivarán a tomarte un café de esta tierra centroamericana de apenas 51.100 km2.

El café lo tenemos en las venas

Antes de la llegada del café a la economía de Costa Rica, el país carecía de mucho desarrollo, pero la realidad es que llegó a nosotros antes que la declaración de independencia, en 1791. Los registros históricos dicen que eran plantas arábica de la variedad Typica y venían de la isla de Martinica.
Para 1820 se logró exportar el primer cargamento de café y ahí comenzó su crecimiento (y el nuestro). Al café le debemos estructuras como el tren, la electricidad e, incluso, el Teatro Nacional.

Los productores de café en Costa Rica son conocidos por la innovación y el cuidado del medioambiental.

Hoy ya no tiene ese peso de ser casi el único producto exportado, pero miles de familias siguen trabajando el café, especializándose cada vez más en la calidad de su grano: todo el café se cosecha a mano, se siembra entre los 800 y los 2.000 metros de altitud y, hasta el momento, solo cultivamos la especie arábica.

¿Sabías que, dependiendo del lugar en donde se cultiva, su sabor es diferente?

Por las características del territorio costarricense, sus microclimas y diferentes tipos de suelos, el café nos puede ofrecer matices muy diferenciados. Con 200 años de experiencia los caficultores se han especializado en su región, buscando las variedades y métodos que mejor se adaptan a su finca. El ICAFE (Instituto del Café de Costa Rica) ha mapeado estas zonas y ha definido 8, cada una con un perfil de sabor distinto:

  • Tres Ríos: taza equilibrada
  • Turrialba: cuerpo ligero
  • Brunca: notas a caramelo
  • Guanacaste: acidez baja
  • Orosí: floral y amargo

Tres de ellas las tenemos en nuestros cafés de Fudi&Co:

  • Valle Occidental: taza equilibrada y floral
  • Valle Central: notas de chocolate y acidez fina
  • Tarrazú: frutal, acidez cítrica y aromático

Los valientes caficultores

La parte más importante de la industria cafetalera ha estado (y está) en sus manos. El caficultor tico está profundamente enraizado en su herencia, en su tierra.

Según datos del ICAFE el 92 % de los productores cuenta con menos de 5 hectáreas de terreno y representa el 44 % del área sembrada de café en el país. Muchos productores entregan su fruta a grandes beneficiadores, otros se agrupan en cooperativas (muy importantes en cada región) y otros dan un paso más allá: montan su propio microbeneficio.

Aunque cada región es diferente no solo en sabores, sino en retos, ellos tienen en común su convicción de trabajar por la calidad. Los productores de café en Costa Rica son conocidos por la innovación y el cuidado del medioambiente mediante buenas prácticas. La mayor parte del café cultivado es de las variedades caturra y catuaí, pero cada vez más productores prueban otras distintas o híbridos con características mejoradas.

Su búsqueda de la calidad y la diferenciación los ha llevado a subirse a la tercera ola del café, donde el consumidor paga por un café del que se puede conocer su origen, incluso hasta la planta.

El 92 % de los productores cuenta con menos de 5 hectáreas de terreno.

Esto, su espíritu emprendedor y su búsqueda de un valor añadido en un mercado de precios fluctuante ha llevado a cientos de ellos a incursionar en el microbeneficiado, procesando ellos mismos su fruta. Y no se quedan ahí, sino que estos pequeños productores han sido pioneros en los famosos procesos mieles o “honey”, semilavados, doble lavado, naturales u otros procesos más atrevidos como la fermentación anaeróbica. Cada uno con un perfil de sabor diferente.

¿Hemos logrado antojarte una taza de nuestro café? Si es así quedamos contentos. Es verdad que estamos lejos de ser de los mayores productores de café, pero somos incansables en lograr uno de especialidad.